La princesa de los ojos tristes cumple 50 años
23-1-2007 03:18:45
POR JOSÉ EDUARDO ARENAS
MADRID. Carolina Luisa Margarita Grimaldi cumple hoy 50 espléndidos años. Nació a las 9.27 horas del día 23 de enero de 1957. Reina -que no princesa- del papel cuché, ha vivido desde su nacimiento rodeada de un glamour con toque Tiffanis de ensueño -a los siete años Onasis le regaló un automóvil-, salpicado por momentos de sombras e intenso dolor ante las trágicas muertes de su madre y de su segundo marido. Unas y otras vivencias aparecen hoy rodeando suavemente con surcos sus nostálgicos ojos azules.
La historia de esta belleza de leyenda, que se creía de niña el patito feo de la familia, empezó antes de su nacimiento y en Hollywood, donde triunfaba una actriz de noble porte y exquisitos rasgos llamada Grace Kelly. La crítica la encontraba fría como un témpano de hielo, toda vez que sus más cercanos -léase Sinatra, Crosby, Ray Milland o William Holden- daban fe de lo contrario: «Divertida» y «volcánica» eran los mínimos piropos para una gran actriz que ganaba en el plano corto y real. Grace parecía estar predestinada a vestir por derecho propio el tipo de vestuario que usaba en «El cisne». El destino se encargó de que así fuera, y no casualmente, al encontrar a su príncipe azul en la costa del mismo azul, en Rainiero III de Mónaco, quien le proporcionó todo aquello que ella buscaba.
La llegada de su primogénita, Carolina, colmó al pequeño principado de felicidad. Carolina fue una princesita obediente hasta que, como cualquier joven, empezó a vivir su vida. Guapa, intrépida y princesa, Londres y París, -donde realizó sus estudios- la esperaban con los brazos abiertos. Especialmente, París. Licenciada en Filosofía, además de estudiar Psicología y Biología, la llamada muchacha europea más célebre de 1975 consiguió que la estela de su belleza llegara a Estados Unidos, donde la revista «Time» le dedicó una portada.
Desde entonces su popularidad no ha conocido deterioro alguno. Todo en ella es noticia: en París conoció a Philippe Junot y contrajeron matrimonio el 29 de junio de 1978 con la aprobación -no les quedaba otra- y gran disgusto de sus padres, Grace y Rainiero, que veían que la fama de play boy de Junot y la diferencia de edad entre ambos no podían llevar el matrimonio a buen fin. Tuvieron razón, porque se interpuso entre ellos la exuberante Giannina Faccio, una joven que con sus tejanos estrechos hasta reventar y metidos por dentro de unas botas altas con tacones de vértigo ponía en peligro cualquier unión. Faccio (casada ahora con Ridley Scott) marcaba tendencia junto a dos compañeras de su colegio en Suiza, la multimillonaria «Carlos» Sotomayor y la inglesa Clio Goldsmith. Carolina se quedó sin marido y el Vaticano no le concedió la anulación eclesiástica hasta 1992, diez años después.
En 1982 falleció, de manera misteriosa, la princesa Grace Kelly a los 52 años, cuando iba en automóvil por el principado con su hija Estefanía. Las fotos de entonces recorrieron el mundo entero. En ese tiempo, Carolina estuvo saliendo con Robertino Rossellini y, posteriormente, con el tenista Guillermo Vilas. Luego conoció al multimillonario Stefano Casiraghi, con el que se casó por lo civil el 29 de diciembre de 1983 . Con Casiraghi tuvo a Andrés Alberto, Carlota y Pierre Casiraghi. La princesa mostraba toda la felicidad que le reportaba aquella unión. Los hijos eran el delirio de la prensa del corazón. En 1990 muere Stefano Casiraghi en un desgraciado accidente, al chocar con una ola y quedar debajo de su embarcación en el campeonato del mundo de off-shore. Un año más tarde, la princesa conoció al actor Vincent Lindon, con el que vivió una serena historia de amor. Tras la ruptura, apareció el príncipe Ernesto Augusto de Hannover, duque de Brunswick y Luneburg, con quien contrajo matrimonio civil el 23 de enero de 1999 y tuvo a su hija Alejandra. Desde el escaparate que ha sido, es y será su vida Carolina parece haber conseguido a los 50 años el equilibrio que sus hijos todavía no han empezado a buscar.
AP
Un sereno primer plano de Carolina de Mónaco exhibe sus espléndidos 50 años
23-1-2007 03:18:45
POR JOSÉ EDUARDO ARENAS
MADRID. Carolina Luisa Margarita Grimaldi cumple hoy 50 espléndidos años. Nació a las 9.27 horas del día 23 de enero de 1957. Reina -que no princesa- del papel cuché, ha vivido desde su nacimiento rodeada de un glamour con toque Tiffanis de ensueño -a los siete años Onasis le regaló un automóvil-, salpicado por momentos de sombras e intenso dolor ante las trágicas muertes de su madre y de su segundo marido. Unas y otras vivencias aparecen hoy rodeando suavemente con surcos sus nostálgicos ojos azules.
La historia de esta belleza de leyenda, que se creía de niña el patito feo de la familia, empezó antes de su nacimiento y en Hollywood, donde triunfaba una actriz de noble porte y exquisitos rasgos llamada Grace Kelly. La crítica la encontraba fría como un témpano de hielo, toda vez que sus más cercanos -léase Sinatra, Crosby, Ray Milland o William Holden- daban fe de lo contrario: «Divertida» y «volcánica» eran los mínimos piropos para una gran actriz que ganaba en el plano corto y real. Grace parecía estar predestinada a vestir por derecho propio el tipo de vestuario que usaba en «El cisne». El destino se encargó de que así fuera, y no casualmente, al encontrar a su príncipe azul en la costa del mismo azul, en Rainiero III de Mónaco, quien le proporcionó todo aquello que ella buscaba.
La llegada de su primogénita, Carolina, colmó al pequeño principado de felicidad. Carolina fue una princesita obediente hasta que, como cualquier joven, empezó a vivir su vida. Guapa, intrépida y princesa, Londres y París, -donde realizó sus estudios- la esperaban con los brazos abiertos. Especialmente, París. Licenciada en Filosofía, además de estudiar Psicología y Biología, la llamada muchacha europea más célebre de 1975 consiguió que la estela de su belleza llegara a Estados Unidos, donde la revista «Time» le dedicó una portada.
Desde entonces su popularidad no ha conocido deterioro alguno. Todo en ella es noticia: en París conoció a Philippe Junot y contrajeron matrimonio el 29 de junio de 1978 con la aprobación -no les quedaba otra- y gran disgusto de sus padres, Grace y Rainiero, que veían que la fama de play boy de Junot y la diferencia de edad entre ambos no podían llevar el matrimonio a buen fin. Tuvieron razón, porque se interpuso entre ellos la exuberante Giannina Faccio, una joven que con sus tejanos estrechos hasta reventar y metidos por dentro de unas botas altas con tacones de vértigo ponía en peligro cualquier unión. Faccio (casada ahora con Ridley Scott) marcaba tendencia junto a dos compañeras de su colegio en Suiza, la multimillonaria «Carlos» Sotomayor y la inglesa Clio Goldsmith. Carolina se quedó sin marido y el Vaticano no le concedió la anulación eclesiástica hasta 1992, diez años después.
En 1982 falleció, de manera misteriosa, la princesa Grace Kelly a los 52 años, cuando iba en automóvil por el principado con su hija Estefanía. Las fotos de entonces recorrieron el mundo entero. En ese tiempo, Carolina estuvo saliendo con Robertino Rossellini y, posteriormente, con el tenista Guillermo Vilas. Luego conoció al multimillonario Stefano Casiraghi, con el que se casó por lo civil el 29 de diciembre de 1983 . Con Casiraghi tuvo a Andrés Alberto, Carlota y Pierre Casiraghi. La princesa mostraba toda la felicidad que le reportaba aquella unión. Los hijos eran el delirio de la prensa del corazón. En 1990 muere Stefano Casiraghi en un desgraciado accidente, al chocar con una ola y quedar debajo de su embarcación en el campeonato del mundo de off-shore. Un año más tarde, la princesa conoció al actor Vincent Lindon, con el que vivió una serena historia de amor. Tras la ruptura, apareció el príncipe Ernesto Augusto de Hannover, duque de Brunswick y Luneburg, con quien contrajo matrimonio civil el 23 de enero de 1999 y tuvo a su hija Alejandra. Desde el escaparate que ha sido, es y será su vida Carolina parece haber conseguido a los 50 años el equilibrio que sus hijos todavía no han empezado a buscar.
AP
Un sereno primer plano de Carolina de Mónaco exhibe sus espléndidos 50 años
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